Es conocido por todos que el modo de vida humano, tanto individual como social, ha sido golpeado fuertemente en sus bases clásicas por la nueva era de la tecnología. La transformación del medio social ha llegado a extremos impensados por el hombre hace sólo algunas décadas atrás, desde las formas de comunicación, industrialización, entretenimiento hasta en detalles mínimos como la vestimenta o el calzado, han sucumbido ante la poderosa era tecnológica. Junto con la inserción de la informática al medio de vida social y la adecuación de los hábitos comunes de los ciudadanos a la nueva era, también se han desarrollado técnicas delictivas que aprovechan estos avances en los medios de comunicación para perpetrar ilícitos de un proceder cada vez más sencillo y con un potencial de alcance cada vez más extenso, recordemos que con la secularización de Internet el espectro de posibles víctimas de delitos informáticos ha llegado a cantidades abismales y han desaparecido las fronteras geográficas que, de algún modo, limitaban el ámbito de acción de los delincuentes, posibilitando que en cualquier punto del globo pueda realizarse una compra fraudulenta, como es en la gran mayoría de los casos resultantes del Phishing.